miércoles, 5 de mayo de 2010

La vid y los sarmientos.

El Evangelio de hoy es el de la vid y los sarmientos.
“Yo soy la vid y ustedes son los sarmientos”
¡Qué fuerte, qué central, es en vos Jesús este tema de la comunión!:
Comunión tuya con el Padre, en el Espíritu. “El Padre y yo somos uno”
Comunión tuya con nosotros. Yo la vid y ustedes los sarmientos; permanezcan unidos a mí.
Comunión entre nosotros: “Amense los unos a los otros como yo los amé”

¡Y nosotros, Jesús!... Que tantas veces buscamos separarnos… distinguirnos… cortarnos solos.
¡Qué distintos son a veces nuestros ‘valores’ a los tuyos! Tanto que hasta te diría que en algunas ocasiones nos escandalizás:
¿Cómo puede todo un Dios, no dudar en hacerse hombre para recobrar la comunión?... ¿Cómo podemos ser tan importantes para vos que, como Dios que sos, no te falta nada, no ‘necesitás’ de nadie?
Esas son nuestras preguntas. Pero tus afirmaciones –que pueden ser respuestas- dicen otra cosa: ¡Se ve que sí nos necesitás! ¡Somos, soy, importantísimos para vos!
----------
No hay duda que es totalmente verdadero decir: Dios es Amor… Así entiendo un poquito más lo de arriba.
Dame, Señor, un corazón cada vez un poquito más parecido al tuyo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario