martes, 24 de agosto de 2010

Dios con nosotros (Jn 1, 45)


En el evangelio de hoy -fiesta de san Bartolomé- Felipe le dice a Natanael:
"Hemos encontrado al que anuncian Moisés y los profetas: Jesús de Nazaret, el hijo de José"
Felipe reconoció en Vos, Jesús, al esperado, el anunciado. Con el tiempo, después de tu resurrección, sabremos que sos el mismo Hijo de Dios.¡El mismo Dios con nosotros!
A tal punto con nosotros que Felipe te nombra como a un paisano, uno de los del pueblo vecino, al que le conocemos perfectamente la familia, que es hijo de uno de los nuestros.

Si pensamos que seguirte es despegarnos de lo de aquí, Vos Jesús hiciste todo lo contrario. Te insertaste -entreveraste, diríamos en criollo- del todo entre nosotros.
Ya no será necesario mirar al cielo: ¡Dios está aquí, Dios está con nosotros!

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Nota: Natanael también es llamado Bartolomé.

sábado, 21 de agosto de 2010

Mateo 23, 3

Refiriéndose a los escribas y fariseos -sacerdotes, pastores, autoridades religiosas de ese momento- Jesús les dice a sus discípulos y a la gente:
"Hagan y observen todo lo que les digan, pero no imiten su conducta porque dicen y no hacen".

Bien clarito, Jesús. Pero también muy inesperada tu respuestas según nuestros criterios actuales.
Nosotros diríamos: ¿por qué obedecer a quién no cumple? ó, si no, ¿qué valor tiene lo que dice si ni él lo cumple?
Pero vos nos enseñás: No es lo mismo el mensaje que el mensajero.
El mensaje puede ser bueno aunque no lo traiga un buen mensajero.
Tampoco puedo pretender, aunque sería el ideal, que porque el mensaje sea el mejor va a haber mejorado al mensajero.
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No es una crítica la mía, sino que me doy cuenta que a veces exigimos, o pretendemos, cosas que no siempre se dan; y lo peor es que después sacamos conclusiones para nuestra vida que resultan fatales. Por ejemplo: ¿cómo voy a creer, o a obedecer, si el que me predica, o me cuida, no es como debe ser?
Me dirías Jesús: ¿Por qué no?

domingo, 8 de agosto de 2010

Pequeño Rebaño



“No temas, pequeño rebaño, porque a su Padre le ha parecido bien darles a ustedes el Reino.” (Lc. 12, 32)”

Así empieza el trozo del Evangelio que la Iglesia nos propone para este domingo. Es mucho más largo, y probablemente el mensaje que pretende trasmitir esté más adelante en el texto, pero yo me quedé con esto. Ignacio de Loyola recomienda que allí donde escuches a Dios que te habla, allí te quedes.

Me encantó la frase. Me llenó.
Tratar de escucharla de tus labios, Jesús.
¡Cómo nos conocés! Sabés de nuestra pequeñez, nuestra debilidad, incluso nuestro pecado. Y también, por eso mismo, de nuestro miedo.
Pero, en lugar de ser el Dios juez, el justiciero, que deshecha lo que no ha respondido bien, sos el Hermano mayor, el Pastor, que nos consuela.
Y también, el Maestro, que nos enseñás:
‘El regalo no está basado en ustedes, en su grandeza, sino en el incondicional Amor del Padre.
A Él le ha parecido bien así. Es Él el que les regala el Reino’.

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¡Gracias Jesús, por dártenos a conocer!
¡Gracias por darnos a conocer al Padre!
¡Gracias porque el Padre y vos, conociéndonos, nos aman del todo y nos regalan el Reino!