En definitiva, no fueron los argumentos ni tus explicaciones de las Escrituras lo que hizo que te reconocieran, Jesús, los discípulos de Emaús.
Ellos lo dijeron clarito:
-¿No ardía nuestro corazón cuando nos explicaba las Escrituras?
Fue lo afectivo. Fuiste vos el que les llegaste al corazón.
A veces apoyamos nuestra religión en razones, o incluso tal vez en convicciones. Lo que será realmente decisivo, profundo y firme, será 'encontrarnos con Vos'. De corazón a corazón.
Cuando anunciamos el Evangelio ¿Brindamos ideas, valores? ¿o te presentamos a Vos, el Amigo, el Señor, Jesús?