martes, 30 de marzo de 2010

Vos y nosotros.

En el Evangelio de hoy -Jn.13,21-33; 36-38-, Jesús, anunciás a tus apóstoles la traición de Judas y la negación de Pedro.
Realmente es un pasaje muy fuerte.
Queda patente nuestra debilidad y, me parece que también, tu rara confianza, diría, casi porfiada en nosotros: Judas y Pedro eran tus amigos, los habías elegido vos, y estuvieron con vos mucho tiempo. ¡Así y todo!... te fallaron ¡y cómo!...
Bueno, si soy honesta, creo que podría decir lo mismo de mí.
Y también, por supuesto, constato cada día tu renovada confianza, tu gran misericordia, y volver a empezar cada vez de nuevo.

lunes, 22 de marzo de 2010

Jesús nuestra Luz


"Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad,
sino que tendrá la luz de la vida."
(Jn.8,12)
Nosotros estamos acostumbrados a leerla o escucharla, Jesús, pero ¡qué fuerte es esta frase tuya!
Sobre todo ese "Yo soy", "Yo soy la luz"...
¡Qué intensidad habrá tenido! y con qué poder de convicción la habrás dicho para que el evangelista la recuerde... Ellos, hasta después de tu resurrección, no te reconocían realmente. ¿Cómo les habrán sonado en el corazón estas frases tuyas? Yo soy el buen pastor... la luz del mundo... el camino, la verdad y la vida...
Los que saben dicen que ya el "Yo soy" era algo inmenso, como declararse prácticamente Dios, porque así se había llamado El mismo en el Sinaí. Pero además, hacer semejantes afirmaciones de ti mismo...
¡Dame conocerTe Jesús!
¡Dame escucharTe, en mi corazón, revelándome esto tan grande!
"Yo soy la luz del mundo"

domingo, 14 de marzo de 2010

Comés con los pecadores.

Los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: “Este acoge a los pecadores y come con ellos.” (Lc.15, 1-2)

Si no nos lo contara el Evangelio nunca lo hubiéramos pensado…
¡Qué bueno conocerTe!

Nosotros, si se da el caso de pecadores públicos, es muy posible que no aceptemos comer con ellos. Nos parece que si somos buenos, por ahí no conviene juntarnos con esa gente.
Vos no actuás así. ¡Al contrario! Dijiste: “No vine a llamar a los justos sino a los pecadores!
¡Y por suerte! Porque ¿quién no es pecador?

sábado, 6 de marzo de 2010

Evangelio de hoy.


Antes la llamaban la parábola del hijo pródigo ahora la del padre misericordioso. Tocó en la lectura del Evangelio de hoy (Lucas 15, 1-3; 11-32).
Dos observaciones:
+ Conozco varios casos, mi madre incluida, de padres y madres que son así: prefieren, se ocupan más, son especialmente cariñosos con hijos más vulnerables, que dan más trabajo.
Y a veces asombra, mirado desde afuera –también desde los mismos hermanos- porque esos hijos ‘preferidos’ se manifiestan muy ingratos. Pareciera que, a mayor ingratitud, la respuesta de los padres será mayor cuidado, tolerancia y manifestación de cariño.
¿Será algo propio de la paternidad?

+ Impresiona cómo el hijo mayor, que parece el fiel, en realidad no se siente ‘hijo’.
Dice: Padre, ¡hace tanto tiempo que te sirvo!... y ni siquiera me has dado…
El padre sí lo siente hijo. Y más todavía por este pecado de estar lejos aún viviendo con él: ¡Hijo mío! ¡Si todo lo mío es tuyo! (Como si dijera: ¿Todavía no te diste cuenta?)

Jesús, ¡vos sí que sos el Hijo! Todo lo del Padre es tuyo.
Y venís a mostrarnos que también nosotros lo somos.
Ayudanos a sabernos, y sentirnos, verdaderamente ‘hijos’. Y entonces también, nos sentiremos realmente ‘hermanos’ entre nosotros.

Evangelio de hoy.

Antes la llamaban la parábola del hijo pródigo ahora la del padre misericordioso. Tocó en la lectura del Evangelio de hoy (Lucas 15, 1-3; 11-32).
Dos observaciones:
+ Conozco varios casos, mi madre incluida, de padres y madres que son así: prefieren, se ocupan más, son especialmente cariñosos con hijos más vulnerables, que dan más trabajo.
Y a veces asombra, mirado desde afuera –también desde los mismos hermanos- porque esos hijos ‘preferidos’ se manifiestan muy ingratos. Pareciera que, a mayor ingratitud, la respuesta de los padres será mayor cuidado, tolerancia y manifestación de cariño.
¿Será algo propio de la paternidad?

+ Impresiona cómo el hijo mayor, que parece el fiel, en realidad no se siente ‘hijo’.
Dice: Padre, ¡hace tanto tiempo que te sirvo!... y ni siquiera me has dado…
El padre sí lo siente hijo. Y más todavía por este pecado de estar lejos aún viviendo con él: ¡Hijo mío! ¡Si todo lo mío es tuyo! (Como si dijera: ¿Todavía no te diste cuenta?)

Jesús, ¡vos sí que sos el Hijo! Todo lo del Padre es tuyo.
Y venís a mostrarnos que también nosotros lo somos.
Ayudanos a sabernos, y sentirnos, verdaderamente ‘hijos’. Y entonces también, nos sentiremos realmente ‘hermanos’ entre nosotros.

lunes, 1 de marzo de 2010

Cuestión de genes

"Sean misericordiosos como el Padre de ustedes es misericordioso" (Lc.6, 36)

Tenía 6 años recién cumplidos cuando se murió nuestro padre. Por eso puedo decir que practicamente no lo conocí, o en todo caso muy poco, y tengo pocos recuerdos directos suyos.
Pero con el tiempo, y al ser muchos hermanos, lo he conocido en ellos. Es patente que -será que lo llevamos en los genes- los hijos heredan, además de los rasgos físicos, los gestos y hasta actitudes, modos de vivir, de los padres. Por contagio, por cariño, por haberlo mamado... pero también 'porque viene en los genes'.
Al escuchar estas palabras tuyas hoy Jesús en el Evangelio, las comprendí así:
"Sean misericordiosos, es signo de familia; lo llevan en los genes.
Aunque a veces no lo noten, descubran la misericordia en ustedes porque son hijos del Padre Misericordioso."

Un refrán dice: Errar es humano, perdonar es divino.
Es verdad. Pero también es verdad que nosotros somos -realmente- hijos de Dios.
Como dice Menapace en el canto:
... porque se ensancha mi voz
cuando proclamo creer
¡que en las venas de mi ser
corre la sangre de Dios!