sábado, 12 de febrero de 2011

2 de febrero 2011


La presentación de Jesús en el templo (Lc.2,22-38):


Indudablemente dos personas, Simeón y Ana, de Fe y Esperanza.
Ya tenían muchos años. Esperaban al Salvador. Dios se los había prometido y ellos creyeron.
Y llegó el día: ¡lo vieron! y alabaron, agradecieron y lo anunciaron a los demás.
Pero, nuevamente, tuvieron que apoyarse en su Fe y renovar su Esperanza:
Dios les presentó al Salvador: 'un bebito que llegaba al templo traído por sus padres, una pareja sencilla y pobre'.
Si bien era totalmente realidad actual, era también 'pura promesa'.
- Un bebe... Habría que esperar años.
- de una familia humilde; sin ningún tipo de poder terrenal.
Y, para colmo, ellos ya eran grandes o sea que -seguro- no vivirían los años que faltaban para su posible 'manifestación'.
Indudablemente, Simeón y Ana, dos personas de Fe y Esperanza.

Maestros de Vida. ¡Gracias!