sábado, 6 de marzo de 2010

Evangelio de hoy.


Antes la llamaban la parábola del hijo pródigo ahora la del padre misericordioso. Tocó en la lectura del Evangelio de hoy (Lucas 15, 1-3; 11-32).
Dos observaciones:
+ Conozco varios casos, mi madre incluida, de padres y madres que son así: prefieren, se ocupan más, son especialmente cariñosos con hijos más vulnerables, que dan más trabajo.
Y a veces asombra, mirado desde afuera –también desde los mismos hermanos- porque esos hijos ‘preferidos’ se manifiestan muy ingratos. Pareciera que, a mayor ingratitud, la respuesta de los padres será mayor cuidado, tolerancia y manifestación de cariño.
¿Será algo propio de la paternidad?

+ Impresiona cómo el hijo mayor, que parece el fiel, en realidad no se siente ‘hijo’.
Dice: Padre, ¡hace tanto tiempo que te sirvo!... y ni siquiera me has dado…
El padre sí lo siente hijo. Y más todavía por este pecado de estar lejos aún viviendo con él: ¡Hijo mío! ¡Si todo lo mío es tuyo! (Como si dijera: ¿Todavía no te diste cuenta?)

Jesús, ¡vos sí que sos el Hijo! Todo lo del Padre es tuyo.
Y venís a mostrarnos que también nosotros lo somos.
Ayudanos a sabernos, y sentirnos, verdaderamente ‘hijos’. Y entonces también, nos sentiremos realmente ‘hermanos’ entre nosotros.

1 comentario:

  1. No siempre es así en el caso de los padres. Qué bueno que así haya sido en lo casos que conocés. En muchos otros casos se empiezan a hacer comparaciones del que va mal con el que va bien y muchas veces el que va mal adquiere peor actitud.
    Todo está relacionado con una forma de ver la educación. El hecho de que a un hijo se le de cada vez más y ese hijo sea cada vez más ingrato es lo que muchos consideran "mal criar". Muchos dicen: si no lo sabe aprovechar, no le doy más.
    Hay algo de verdad en las dos formas, y es muy difícil encontrar el punto justo.
    Una tarea de toda la vida, creo.

    ResponderEliminar