sábado, 12 de febrero de 2011

2 de febrero 2011


La presentación de Jesús en el templo (Lc.2,22-38):


Indudablemente dos personas, Simeón y Ana, de Fe y Esperanza.
Ya tenían muchos años. Esperaban al Salvador. Dios se los había prometido y ellos creyeron.
Y llegó el día: ¡lo vieron! y alabaron, agradecieron y lo anunciaron a los demás.
Pero, nuevamente, tuvieron que apoyarse en su Fe y renovar su Esperanza:
Dios les presentó al Salvador: 'un bebito que llegaba al templo traído por sus padres, una pareja sencilla y pobre'.
Si bien era totalmente realidad actual, era también 'pura promesa'.
- Un bebe... Habría que esperar años.
- de una familia humilde; sin ningún tipo de poder terrenal.
Y, para colmo, ellos ya eran grandes o sea que -seguro- no vivirían los años que faltaban para su posible 'manifestación'.
Indudablemente, Simeón y Ana, dos personas de Fe y Esperanza.

Maestros de Vida. ¡Gracias!

martes, 14 de diciembre de 2010

Hoy

Hay tiempos que nuestra oración es sin palabras.
Sólo mirarte, Jesús;
contemplarte y adorarTe.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Sólo vos.

Sabés, Jesús, de mi oración de este tiempo. Sin palabras... e incluso sin muchos sentimientos.
Sólo con la certeza -de cabeza y voluntad pero sobre todo de corazón- de que vos sos el Señor, el Salvador, el Amigo.
Con san Pedro te digo:
¿Si no es a vos, a quién iremos? Sólo vos tenés palabras de vida eterna.
Sos el Camino, la Verdad y la Vida.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Lucas 17,11-19

Ese día eran diez los leprosos que te pidieron que los curaras.
No pusiste ninguna condición sino que directamente los mandaste a los sacerdotes para que certificaran -como se acostumbraba- su salud.
En el camino quedaron completamente curados.
Nada más que uno volvió a darte las gracias. Uno de diez.
Vos seguiste tu camino, Jesús; seguiste derramando tu Don y tu Gracias -como el sembrador de la parábola- a granel, sin medida y sin esperar agradecimiento alguno.

¡Tantas veces me limpiás del todo! y tantas ni se me ocurre volverme a darte las gracias.
¡No te canses, Señor, de salvarnos!

¡Ah! ¡Gracias!

domingo, 24 de octubre de 2010

Pan de Vida







¡Dame conocerTe, Jesús!
Crecer en ese conocimiento es, también, tratar de ahondar en este misterioso regalo de tu Presencia en la Eucaristía.

¡Dios con nosotros!
¡Pan nuestro de cada día!
"Estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo"
"ÉSTE ES MI CUERPO... ÉSTA ES MI SANGRE...
tomen y coman... tomen y beban"


¡Gracias!
¡Dame conocerTe, Jesús!

lunes, 27 de septiembre de 2010

Lo grande y lo pequeño

"El más pequeño es el más grande"
Los hombres no acabamos, Jesús, de conocerte ¡A veces tenemos valores tan distintos a los tuyos!
Tantas veces nos has mostrado con tu propio ejemplo que para vos, para Dios, la grandeza está en la pequeñez:
"Porque miró con bondad la pequeñez de su servidora"
"Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre"
"...una ciudad de Galilea llamada Nazaret" "¿De Nazaret puede salir algo bueno?"
Y tantos otros ejemplos.
Y nosotros seguimos buscando lo más grande, lo que más brilla, lo que supera a todos. E incluso te lo queremos adjudicar; nos asombramos y hablamos de 'tu humillación'.

Nos mirarás Jesús; al constatar qué poco te conocemos y cómo en nombre tuyo buscamos y hasta perseguimos grandezas, te sonreirás.

martes, 7 de septiembre de 2010

Lucas 6, 12-19

“En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles: a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote, Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor.
Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados. Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y sanaba a todos.” (Lc.6, 12-19)

Bellísimo el trozo del Evangelio de hoy.
Lleno del Padre, Jesús, elegiste a los doce y, con ellos, bajaste a los hombres librándolos de todos sus males.
Dame conocerTe, contemplarte, para que mi corazón se contagie del tuyo.